La cosmética natural ha llegado para quedarse.
Cada vez son más las personas que se preocupan por llevar un estilo de vida sostenible y respetuoso con el planeta.
Uno de los cambios en la cesta de la compra es el de la cosmética y los productos de higiene.
Los clientes somos cada vez más exigentes y buscamos productos con ingredientes de calidad y que sean 100% naturales.
Pero, ¿cómo podemos asegurarnos de que lo que compramos es realmente cosmética natural?
Algunas marcas utilizan reclamos como eco-friendly, vegano o cruelty free en sus etiquetas, pero esto no siempre es señal de que los ingredientes son naturales.
En este post te contamos cómo tiene que ser un producto para ser realmente natural y qué mitos existen en este sector.
¡Presta atención, porque tal vez no los conocías todos!
Cosmética natural: definición y los factores más importantes
Para definir la cosmética natural, lo primero que debemos saber es qué factores la diferencian de la cosmética convencional.
El fundamental (y el más difícil de saber) es el origen de los ingredientes.
Un producto de cosmética 100% natural está formulado con ingredientes obtenidos directamente desde la naturaleza. Es decir, desde plantas, minerales o animales.
Una vez que el ingrediente se ha extraído, puede ser procesado de dos formas:
- Sin hacer ningún tipo de modificación química, como es el caso de la mayoría de los aceites vegetales.
- Pasando por procesos químicos como la fermentación, permitidos por la regulación de la cosmética natural.
Pero la diferencia no termina aquí.
La cosmética natural se preocupa de que el proceso de obtención de la materia prima sea lo más respetuoso y sostenible posible.
Estamos hablando de factores como utilizar ingredientes de agricultura ecológica, que no explotan a las personas ni a los animales.
Este proceso es complejo y más costoso que en la cosmética convencional, porque abarca desde la producción hasta el envío del paquete a casa del cliente.
Como consumidores, no es fácil conocer lo que hay detrás de la producción, ya que además, las marcas convencionales saben disfrazarlo muy bien con otro tipo de etiquetas o reclamos.
Para que no te engañen a la hora de comparar, vamos a desmentir algunos mitos sobre la cosmética natural.
La cosmética natural y sus mitos. ¿En qué tengo que fijarme como consumidor?
En el mundo de la cosmética, no todo lo que parece bueno es natural, ni todo lo natural es bueno o recomendable.
Para que lo tengas todo muy claro antes de tomar tu decisión de compra, vamos a aclarar 4 mitos sobre la cosmética natural que quizás no te habías planteado.
#1: La cosmética ecológica
Los términos cosmética ecológica, orgánica o biológica pueden llevarnos a confusión si no conocemos bien su significado.
Esto hace referencia a la calidad y el proceso de recogida de la materia prima.
En este caso, para que los ingredientes sean considerados ecológicos, deben proceder de agricultura o ganadería ecológica, certificada por algún organismo.
La agricultura ecológica es toda aquella que ofrece productos naturales y respetuosos con el medio ambiente, de una forma más tradicional y utilizando solo abonos orgánicos.
Así que, ¿mito o verdad?
Verdad: la cosmética natural no tiene que ser necesariamente ecológica, pero la cosmética ecológica SÍ es cosmética natural.
Al comprar un producto de cosmética ecológica no solo te aseguras de que sus ingredientes son naturales, sino también de que su proceso de obtención ha sido respetuoso con el planeta y sus recursos.
En Blumma utilizamos ingredientes de agricultura ecológica certificada, para que puedas disfrutar de los beneficios de la cosmética natural y ecológica.
#2: Los productos cruelty free
Cuidar del planeta y el medio ambiente no es solo cuestión de evitar los pesticidas o químicos que se utilizan en la agricultura.
También debemos vigilar que, durante el proceso de fabricación, no se dañe a ningún animal.
Es por eso que, últimamente, vemos de forma habitual la frase cruelty free o vegano en las etiquetas de muchos productos de cosmética.
¿Pero qué quieren decir estos conceptos? ¿Son lo mismo o hay diferencia?
Es muy simple.
La etiqueta cruelty free hace referencia a que los productos no han sido testados en animales.
Esto cada vez cobra más importancia a la hora de elegir opciones en el mercado, ya que estamos muy concienciados con el respeto a todos los seres vivos.
Sin embargo, en ocasiones esto es solo un reclamo publicitario que utilizan las marcas convencionales: desde el año 2013 en Europa está prohibido testar con animales.
Así que, cuando leas esta etiqueta en algún producto de cosmética convencional, recuerda que esa empresa simplemente está cumpliendo con la legislación vigente.
Entonces, ¿mito o verdad?
Mito: la cosmética no testada en animales no siempre es cosmética natural.
#3: Los productos de cosmética vegana
Ya hemos hablado del testeo en animales, pero aún nos queda aclarar el concepto de cosmética vegana.
Cuando hablamos de productos veganos, nos referimos a productos cuyos ingredientes no proceden del animal, ni tampoco de sus derivados.
Por otro lado, un producto vegetariano sería el que no contiene ingredientes de origen animal, pero sí pueden contener derivados, como la leche o la miel.
¿Significa eso que los productos veganos son naturales?
No; aquí estamos de nuevo ante un mito.
La cosmética vegana puede no ser cosmética natural, ya que el factor determinante no es el origen de los ingredientes, sino la forma en la que se han obtenido.
Por ejemplo, un producto puede ser vegano porque solo contiene ingredientes vegetales, pero si estos han pasado por múltiples procesos químicos, no estaría dentro de la cosmética natural.
En Blumma, además de utilizar ingredientes naturales, también nos aseguramos de que sean veganos. Porque el cuidado de los animales es uno de nuestros valores.
#4: Los aceites vegetales en la cosmética natural
Hasta ahora tenemos claro que la cosmética natural intenta respetar los procesos de producción, al planeta y a los seres vivos.
Podríamos pensar entonces que un producto con aceites vegetales podría ser de cosmética natural.
En principio, tiene sentido: es vegano y al ser un aceite, nos lleva a pensar que se ha obtenido de forma natural.
Sin embargo, esto es un mito.
Tenemos que fijarnos muy bien en el tipo de aceite, ya que no todos son naturales y no todos están recomendados para pieles sensibles como la del bebé.
Este sería el caso de los aceites refinados de girasol, de soja o de sésamo.
Aunque sean vegetales, al haber pasado por esos procesos químicos, su calidad ha bajado y ya no tienen las propiedades del ingrediente natural.
Es importante fijarnos en las etiquetas para comprobar si los aceites son vírgenes y ecológicos, ya que esto nos da una pista de que sí estaríamos ante un producto de cosmética natural.
Por ejemplo, en la descripción de nuestros productos verás que utilizamos aceites ecológicos vírgenes como los de albaricoque, caléndula o aceite de almendras.
Si quieres saber más sobre el uso de los aceites vegetales en la cosmética, puedes leer este post.
Ahora ya sabes cómo identificar la cosmética natural
Hemos desmentido 4 mitos muy recurrentes en el mundo de la cosmética y ahora ya sabes cómo entender las etiquetas.
Recuerda que la base está en saber cuál ha sido el proceso de extracción y producción de los ingredientes.
Busca empresas transparentes, que sean honestas en cuanto a su proceso de producción y los componentes que utilizan.
Lo más importante es que estemos informados y sepamos qué productos necesita cada tipo de piel, especialmente la piel sensible de los niños.
Déjanos en comentarios qué te han parecido estos 4 mitos y si ya conocías alguno.
Si quieres cuidar la piel de tu familia con cosmética 100% natural, ecológica y vegana, puedes dar un paseo por nuestra sección de productos.
Te esperamos en el próximo artículo del blog para seguir compartiendo consejos, rutinas y datos interesantes sobre cosmética natural.
¡Hasta pronto!
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